Tips: Cuidar la bici para cuidarse

fuente: Nota publicada en Biciclub Nº161

La bicicleta es un bien de uso que necesita mantenimiento constante, así como cambio y reparación de sus componentes. El peligro potencial de las bicicletas que ruedan por años sin servicio mecánico alguno.

El tema principal de esta nota es la gran diferencia que existe actualmente en los niveles y calidades de bicicletas, diferencia que no responde necesariamente al destino que se les da, y a la actitud que tienen tanto los usuarios ocasionales como muchos deportistas con respecto a la necesidad de mantenimiento.

Un vehículo para dos mundos
Los distintos tipos de ciclistas que ruedan en la calle diariamente son muy diferentes en algunos aspectos técnicos pero muy parecidos en un punto: El desconocimiento de las personas aficionadas al ciclismo como deporte en cuanto a las características de las bicicletas que se utilizan como medio de transporte o para trabajar es directamente proporcional con el que tienen aquellas personas que usan las bicicletas como mero medio de transporte y que ven con asombro la tecnología que utilizan los deportistas.
También hay otras semejanzas: La mayoría de los ciclistas sabe que si la bicicleta es de buena calidad no habrá por qué hacerle ningún ajuste mecánico post-venta. Este pensamiento lo comparten los aficionados al ciclismo deportivo tanto como los que utilizan su bicicleta como medio de transporte.
Pero si bien hay diferencias y semejanzas entre la tribu ciclista (la deportiva) y los que usan la bicicleta sin sentirse parte de tribu alguna, se trata de dos mundos totalmente paralelos, ligados por compartir un mismo vehículo.

Por arte de magia
Adentrándonos ya en el terreno de las bicicletas destinadas a los que la utilizan exclusivamente como medio de transporte, el primer punto que llama nuestra atención es ver rodando tantas bicicletas «de batalla» que siguen cumpliendo con su función básica a pesar del desgaste sufrido en años de uso, con dientes de platos y coronas totalmente puntiagudos, cajas pedaleras con el mismo juego desde hace ya mucho tiempo, cuadros soldados y reconstruidos, asientos atados con alambre, vainas traseras con surcos de tanto golpear la palanca (con juego en la chaveta) y hasta horquillas peligrosamente flojas. Bicicletas que están en uso constante, con casi nulo mantenimiento y que se ven por todos lados. Estas bicis son simultáneamente un milagro y un peligro. En muchos casos siguen funcionando casi por arte de magia, al punto que llega un momento que se torna muy peligroso seguir pedaleando en ellas. Normalmente van al taller cuando algo ya no funciona más. No se les hace ningún mantenimiento de rutina, van al mecánico sólo cuando dejan a pie a su propietario. Resulta muy difícil hacerle entender a este tipo de usuario que tiene que cambiar los cables y fundas de su maquina «indestructible» para poder regular frenos y cambios, o que tiene que cambiar una pieza que ya no funciona correctamente.
Para peor, en nuestro país, así como en la mayor parte de los países «pobres», las bicicletas de uso masivo degradaron su calidad en las últimas décadas. Y estas bicis requieren por ello de un mantenimiento constante y de un continuo recambio de sus componentes. Diferentemente, en los países «ricos» la mayor parte de las bicicletas de uso masivo siguen pareciéndose a las que se comercializaban en nuestro país hasta hace unos 50 años. Están armadas con componentes fuertes y de alta calidad, ensambladas con precisión y cumplen exigentes normas de calidad establecidas por los estados del «Primer Mundo». Por supuesto, cuestan más. A modo de ejemplo, una bicicleta de este tipo en Alemania supera holgadamente los 350 euros, o sea que su precio es similar al de una bicicleta deportivo-recreativa de gama baja y hasta media. Como debe ser, ya que la calidad de una bicicleta de transporte diario no debería ser menor al de una bicicleta deportiva.
El hecho es que estas bicicletas de calidad para uso masivo requieren muchísimo menos mantenimiento que las «de supermercado» que conocemos acá, ya que sus diseñadores no sólo utilizan componentes fuertes y confiables sino que desarrollan la bicicleta sabiendo que van a ser utilizadas por un público reacio a ocuparse de su mantenimiento.
También resulta necesario brindarle constante mantenimiento a una bicicleta actual de uso deportivo, sea de gama baja, media o alta, ya que si bien la calidad de estas bicicletas es inmensamente superior a las «de supermercado», su uso es tan intenso y en algunos casos exigente, y los componentes tan livianos y por tanto «escasos» de material, que el deterioro es inevitable.

Tomar conciencia
Lo que no resulta comprensible es ver en la calle bicicletas de pésima calidad, muchas de las cuales tienen un promedio de 5 a 10 años en la calle, a las que no se les hizo nunca un cambio de cadena o de cables y fundas, ni se le solucionó el «ruidito» que hace en la caja pedalera desde hace ya mucho tiempo. En el otro extremo, también se ven bicicletas con suspensiones hidráulicas con el mismo aceite de hace 10 años, cuyos dueños miran asombrados al mecánico cuando se les diagnostica que hay que cambiar algo o hacerle un buen servicio completo.
Este «vicio» es natural que se dé en un obrero que usa la bici para llegar a las seis de la mañana al trabajo, o a un ama de casa que la utiliza ocasionalmente para hacer una compra. Es que a estas bicicletas, a las que no se les exige demasiado y con las que se rueda a bajísima velocidad, se les pueden aceptar muchas imperfecciones mecánicas. El vicio es mucho menos aceptable en las bicis de niños y adolescentes, o de personas que ruedan de paseo habitualmente, a mayor velocidad y en recorridos más extensos. Y es directamente aberrante en el caso de las personas que utilizan la bicicleta para hacer ejercicio y obviamente en los deportistas.
La realidad es que la bicicleta finalmente se esta transformando en un medio de locomoción masivo , por una cuestión de sentido común se debería tomar más conciencia al respecto, ya que las mismas transportan a mucha gente diariamente a sus destinos de trabajo y hogares.
Como todo bien de uso, una bicicleta tiene una relación costo/beneficio, aunque muy pocos hacen adecuadamente el cálculo. Permanentemente atiendo a personas que todavía piensan que una bicicleta con cambios es sólo para problemas, ya sea porque parten del principio errado de que una bicicleta no debe requerir mantenimiento alguno (salvo pinchazos…) o porque desconocen que las ventajas que puede aportar una nueva tecnología mejora la relación costo/beneficio a favor de este último término.