Fuente: Nota publicada en Biciclub Nº 176
Cadenas que se rompen, fusibles inutilizados, pinchazos frecuentes, cambios que no pasan bien y ruedas frenadas son algunos de los problemas que podemos prevenir para que no sucedan en el peor momento.

Quién no tuvo el clásico inconveniente de
cortar una cadena, romper un fusible, pinchar repetitivamente durante una
salida, que repentinamente dejen de pasar bien los cambios o el clásico de
andar con una rueda frenada durante casi todo el viaje.
La verdad es que estos son temas que en gran
parte podrían evitarse. Lo que sigue es precisamente una serie de consejos a
seguir para evitar que algunos de los desperfectos más frecuentes se produzcan
en la peor circunstancia, o sea en una salida. El cuidado de la cadena,
soluciones para regresar a casa sin fusible, los mejores métodos para evitar
pinchazos, algunos ajustes del cambio en marcha y el método para colocar la
rueda en su lugar correcto, son todas cuestiones que de respetarlas nos pueden
evitar un mal momento.
Cadena
rota
El accionar de los
cambios cumple un rol fundamental para el cuidado de la cadena, y no sólo
cuando ésta tiene mucho desgaste sino siempre, ya que en el 90% de los casos la
cadena se corta justo cuando se la acciona inadecuadamente.
Para reducir el riesgo de que se produzca la rotura debemos tener en cuenta
algo muy importante: cuando las transmisiones suben se esfuerzan mucho más que
cuando bajan, sean en las coronas del piñón o en los platos. (En el caso de los
cambios traseros esto es válido solamente para los de resorte normal, y no para
los de resorte invertido como el Shimano con mandos Dual Control.)
Lo afirmado en el párrafo anterior significa, por ejemplo, que si uno está
remontando una cuesta y quiere bajar del plato más grande al mediano o de éste
al chico no tiene porqué haber ningún inconveniente. Aun sin hacer ninguna
pausa en la tensión de la cadena, se puede accionar el cambio y la misma bajará
sin ningún problema, obviamente con la colaboración del resorte en el cambio
trasero.
Cuando la cadena se descalza del plato para bajar al menor que le sigue, lo
hace en un instante y no se genera ese pequeño roce que hace cuando sube. Por
otro lado, los dientes de los platos que le siguen hacia abajo están siempre en
la posición correcta para recibirla fielmente, ya sea en subida, bajada o
llano, con o sin tensión. Shimano tiene muy bien estudiadas y resueltas este
tipo de situaciones, a través de sus sistema
SIS (Shimano Index System.)
Lo mismo ocurre con las coronas de piñón cuando estamos pasando de una corona
mayor a una menor. En este caso, también, aun cuando estemos en medio de una
cuesta arriba, bajar de una corona más grande a una más pequeña no nos generará
problema alguno y no necesitaremos hacer pausa alguna en el pedaleo. Estemos
haciendo fuerza o no, la cadena pasará limpiamente. Puede que se produzca un
poco de ruido, pero el problema no pasará de eso.
Todo lo contrario ocurre cuando uno acciona el cambio trasero para subir de una
corona más pequeña a una mayor, donde la única forma en que la maniobra se
puede realizar limpiamente, sin que cante horriblemente el paso y sin riesgos
de que si estamos en un ascenso la cadena simplemente se corte, es
distensionando la cadena justo en ese punto, o sea dejando instantáneamente de
aplicar presión a los pedales. El ciclista experimentado hace esto aprovechando
la mínima pausa que se produce en el momento en que la fuerza pasa desde una
pierna a la otra. En ese instante, inconscientemente, afloja la tensión de la
pedaleada, acciona el cambio y la cadena pasa limpiamente.
Otro tanto sucede con los platos. Si se quiere pasar a un plato mayor a uno
menor y no se genera ese instante de distensión, el sistema se esforzará tanto
que hay muchas de posibilidades de que la cadena se corte y de que, peor aun,
se termine rompiendo todo.
Este tipo de métodos para el cuidado de la cadena también hay que emplearlos en
llano o en falsos planos, ya que siempre contribuyen al cuidado de ésta y
evitan inconvenientes.
Me parece importante también aclarar un punto que mencioná más arriba. Todo
esto que mencionamos es solamente válido para los cambios traseros de resorte
«normal», que son la mayoría absoluta de los cambios. Los cambios traseros de
resorte «invertido», como el Shimano con mandos Dual Control, trabajan en
sentido opuesto; aquí el resorte está situado de forma tal en su interior que
hace que el cambio se descomprima cuando la cadena sube, todo lo contrario a
los cambios normales, donde cuando se sube de corona el resorte se comprime. El
sistema invertido colabora ampliamente a que la cadena suba de corona sin
ningún problema, aun estando tensionada, justamente porque la simple
descompresión del resorte de la pata ayuda naturalmente a que la cadena suba
espontáneamente cuando uno lo libera accionando el shifter.
Fusible
dañado
Las consecuencias de
cortar una cadena pueden ser «trágicas», al punto que en ocasiones puede
suceder lo peor, como que la pata de cambios se enrede con los rayos de la
rueda trasera y rompa el fusible. (Los fusibles son unas piezas postizas que
traen los cuadros de aluminio en la punta de la vaina del lateral de la
transmisión y que sirven para sujetar la pata de cambios. El hecho de que no
forme parte del cuadro, o sea de que sea intercambiable, obedece a que si se
rompe podemos cambiarlo, mientras que si no fuera así se nos estaría rompiendo
el mismo cuadro y muy probablemente también la pata trasera.)
Para estos casos lo ideal seria salir siempre con un fusible de repuesto, pero
es obvio que no podemos salir con una cantidad exagerada de repuestos encima.
Pero lo cierto es que en algunos casos no es fácil conseguir algunos fusibles.
Ahora bien, roto el fusible en el camino no hay ninguna solución sana que sea
realmente efectiva. Sin esta pieza es muy difícil alinear el cambio trasero
nuevamente, por más que lo queramos atar con alambre o lo sujetemos con cinta
adhesiva. Cualquiera de estas soluciones no duraría más que unos metros.
En esta situación no queda otra que quitar la pata de cambios y acortar la
cadena como para que funcione en una única relación de transmisión. Una de las
dificultades que tiene este procedimiento en una bici con cambio trasero
montado al fusible es que los cuadros de estas bicis no tienen correderas (qué
sí las tienen los cuadros de acero comunes, entre ellos los de playeras, y que
nos permiten que cuando instalamos la rueda podamos desplazarla hacia atrás o
hacia adelante hasta lograr la tensión ideal de cadena.) Los cuadros para pata
de cambios tienen anclajes fijos para la rueda trasera, por lo que la tensión
de cadena no se puede variar desplazando la rueda. Por lo tanto, cuando nos
quedamos sin pata trasera, la única solución es unir la cadena justo en una
combinación de plato y corona donde la misma no quede ni suelta ni muy tensa.
No es una solución espectacular, pero es la única que nos permitirá finalizar
la pedaleada sin tener que parar 500 veces porque se volviá a salir el cambio.
En muchos casos sucede que el fusible está levemente torcido, lo que provoca
que los cambios no entren con exactitud. Si esto pasa, por ningún motivo hay
que llevar la cadena hacia los extremos (o sea a la corona más grande o a la
más chica), ya que lo más posible es que la cadena se salga hacia el cuadro en
la corona más chica o, peor aun, que se vaya para adentro de la rueda y termine
destrozando todo.
Pinchaduras
En lo que hace
pinchaduras también hay una regla: los novatos pinchan más, mucho más, que los
ciclistas experimentados.
En principio, hay dos recursos que algunos suelen usar para evitar pinchazos.
Uno de ellos es el líquido antipinchaduras, eficiente pero con sus contras. La
primera es que la pinchadura puede ser tan grande (o incluso ser una rajadura
de la cámara) que el líquido ya no pueda obturarla. Otra es que estos líquidos
tienen un vencimiento, por lo que pasados los seis meses no hay muchas
garantías de eficacia.
También existen las protecciones de kevlar, que también son efectivas, pero que
sólo protegen la banda de rodamiento, no los laterales. Y pueden traer
inconvenientes cuando se resecan o cuando están mal instaladas, ya que ellas
mismas pinchan la cámara.
La sumatoria de líquido y banda de kevlar es obviamente efectiva para no
pinchar, pero también hay que tener en cuenta que lograremos que cada rueda
pase a pesar alrededor de medio kilo más?
En consecuencia, mi consejo para no pinchar no es ninguno de estos, si bien
ayudan. Mi criterio es que lo primordial es no salirse de la huella cuando
estamos rodando. Con los años de experiencia como mecánico me fui dando cuenta
que los ciclistas con más conocimiento técnico son los que menos pinchan y el
motivo es que nunca se salen del recorrido ideal y que siempre van observando
la pisada de la rueda delantera, evitando pasar por sobre cualquier objeto que
pueda llegar a traer problemas. Puede parecer una pavada esto que digo, pero
tengan la certeza de que aun en forma inconsciente, el ciclista experto toma
tales precauciones. Es que la experiencia hace que todo suceda más
«lentamente», mientras que la inexperiencia hace que el novato ruede
«despatarrado», tratando de evitar rebotes, a la deriva.
Es frecuente que cuando un ciclista de mountain bike comienza a rodar en ruta
pincha mucho al principio, debido a que no toma ese pequeño recaudo.
Inversamente, el rutero observa siempre la pisada y esquiva hasta el más mínimo
riesgo, algo que hace de manera inconsciente. (Por eso también es frecuente ver
a ruteros acariciando la cubierta con la mano, para quitarle cualquier objeto
peligroso.)
Cambios
en problemas
Otro de los temas que
suelen molestar en medio de una salida es cuando no funcionan bien los cambios,
algo que puede producirse por varios motivos, entre ellos:
– Por una caída, ya que es muy posible que se doble el fusible del cuadro y
esto entorpezca el funcionamiento del cambio trasero.
– Por haber accionado los cambios reiteradas veces con mucha fuerza, ya que si
los cables y las fundas de cambio no fueron retensadas en el service es muy
normal que se distensionen al acomodarse las fundas y los topes y todo el
conjunto quede endeble.
En cualquiera de las dos opciones el sistema se puede regular fácilmente y
hasta en marcha, ya que casi todos los comandos de cambios (shifters) tienen
reguladores de tensión justo donde salen el cable y la funda. Este sistema de
regulación le agrega la tensión que le está haciendo falta al cable para subir
correctamente a una corona de piñón o a un plato. Sólo con girarlo unas vueltas
hacia la izquierda (sentido antihorario) la agregaremos la tensión al cable al
que le estaba haciendo falta. E, insisto, esto se puede hacer en marcha,
«jugando» con la perillita hasta que el cambio pase correctamente y no quede
cantando; sólo se trata de encontrar el punto justo donde no haga ruido.
Rueda
frenada
Puede suceder que
alguna de las ruedas quede frenada, algo que se produce con frecuencia cuando
una persona inexperta arma la bicicleta después de que haya viajado como
equipaje o cuando vuelve a colocar la rueda luego de haber pinchado.
Lo que el inexperto suele no saber es que las bicicletas actuales tienen tanto
en las vainas traseras como en la horquilla anclajes fijos, lo que significa
que la rueda siempre debe quedar ubicada en un lugar exacto (salvo que alguna
de las dos piezas tenga un golpe importante), y la mejor forma de controlar
esto es volteando la bicicleta ruedas hacia arriba, accionado el cierre rápido
cuantas veces sea necesario hasta lograr el punto justo de tensión, quedando la
rueda perfectamente en el centro. En todo caso, sólo hará falta darle unos
pequeños golpecitos con la mano a la rueda para que sola se coloque donde tiene
que ir, de modo que no roce el freno.
Hay un mito que dice que si apretamos demás el cierre rápido la rueda se frena.
Es común ver gente renegando inútilmente en busca del punto «intermedio» de
tensión del cierre.
La realidad es que esto pasa casi siempre cuando se tienen frenos a discos en
un juego de ruedas especiales con rulemanes en las mazas, contenidos por
cazoletas roscadas que le dan la presión justa al eje, piezas que funcionan
como cono y contratuerca. Por eso cuando se aflojan varían el ancho de la maza,
motivo por el cual se frena cuando se le da buena presión al eje, ya que al
estar medio sueltas se comprimen y cambian el centro de la rueda.
Inercia
Con respecto al tema
ruedas me viene a la mente otro fenómeno que muchas veces me dejó sin palabras
y que suele sorprender a los ciclistas. Se trata de una consulta que es
bastante frecuente en mi taller por parte de grupos de entrenamiento o
cicloturistas: «¿Cómo puede ser que cuando todos vamos pedaleando en grupo y
dejamos de pedalear al mismo tiempo, fulano avanza más que zutano; ¿es por las
mazas?; además, muchas veces la bicicleta de zutano es mejor que la de fulano.»
La verdad es que luego de pensarlo bien y quedarme sin respuestas investigué un
poco el tema, y leyendo sobre las leyes de la inercia me enteré de «que a mayor
diámetro es mayor la inercia» y que si el peso en la punta de un «volante» es
mayor, también se multiplica esta fuerza. (Una rueda de bicicleta es
precisamente un volante.) Esto es independiente al buen rodamiento de la maza
(la que obviamente contribuye, aunque de manera imperceptible), mientras que
esta diferencia de desplazamiento entre diferentes bicicletas cuando se deja de
pedalear se da justamente por el peso en la punta de este volante.
Pero dejemos claro que este fenómeno ocurre sólo cuando se deja de pedalear.
Como contra está el exceso de peso, que cuesta más frenar y que el arranque
siempre será más instantáneo con ruedas más livianas.