Las ventas de coches en mayo volvieron a cerrar en negativo. Desde septiembre del pasado año, solamente vemos números rojos cuando comparamos las ventas de un mes con las del mismo periodo del ejercicio anterior. Solamente en abril el mercado de coches de alquiler dio una pequeña alegría… pero el mercado particular sigue sin animarse desde que entró en vigor la nueva normativa de emisiones.
La situación económica no es mala (de hecho, la española es de las economías que más crece en Europa, recuperando puestos de trabajo a gran ritmo). Lo dicen los indicadores macroeconómicos… y también las matriculaciones de coches de empresa. Si la cosa no marcha, son los primeros en detener la inversió. Esto, en otra época, haría que estuviésemos hablando de un buen número de ventas entre particulares, pero las ventas no arrancan.
Muchos señalaban a la incertidumbre que siempre porvocan las elecciones como causa de este parón. Con el gobierno de la nación todavía sin constituir, mucho deberían cambiar las cosas para que las familias venzan sus miedos a la inversión antes del verano.

Porque sí, hay miedo. Miedo a elegir una tecnología que puede no ser válida a medio plazo. O a adquirir una, mucho más cara, que puede verse superada en pocos años. La inversión que se realiza en un coche nuevo no es un asunto baladí en una economía familiar. Ni siquiera los expertos somos capaces de decir qué tecnología triunfará sobre el resto. Más bien contamos con unas cuántas alternativas, cada una con sus puntos débiles y fuertes, que se adaptan mejor a las caratcerísticas y necesidades de cada posible comprador. Pero claro… ¿y si esas necesidades cambian?
Ahí es donde hay que buscar la respuesta al auge del renting en los últimos tiempos. Incluso en particulares. Puede que se pague más al mes de lo que se pagaría por una letra… pero si el coche elegido pierde mucho valor en los próximos años, eso ya será problema de la financiera, no del usuario. Pero sí, continúa siendo más caro que comprar. Así que quizá sea el momento de dar el