El máximo exponente de este concepto fue el Citroën 2CV, el modelo más exitoso de su historia. Con un estética muy criticada el 2CV fue presentado en el Salón del Automóvil de París de 1948.
Gustara o no era un vehículo distinto a cualquiera de aquella época. Su fama no fue puro invento. El mundo habló de su sistema de suspensión suave que favorecía el confort de marcha y de la sencillez de su mecánica. Eso, sumado al bajo costo de mantenimiento le permitió conquistar distintos mercados y movilizar a las masas por décadas. Así fue como llegó a nuestro mercado, promocionado como el primer auto chico de tracción delantera.
Pero el 2CV fue mucho más que eso. Fue el primer descapotable argentino de producción en serie y el primero que permitía desmontar las butacas para usarlas como asientos en un picnic. Y además, fue el auto del papá de “Mafalda”, la recordada historieta creada por Quino.